martes

Sherlock Tul Presents: The case of the little hand - An epistolary detective

          Encontrándome yo en esta ciudad que se empeña en generar residuos patogénicos, y desempeñando el rol de abogado de clase media (uno de los menos encumbrados y más miserables de la Historia Universal), mi colega y co-equiper ponele Dra. Verónica Salcetti me preguntó desde su nuevo Blackberry, mirando las olas de la Costa Atlántica, cómo iba el caso de una chica a la que, llevando una bandeja en una pizzería en la que trabajaba desde hacía pocos meses, una puerta de Blindex se le cayó encima (así, mágicamente) y le destrozó una parte de la mano. No sé cómo pudo haber sucedido ese desastre físico-químico-laboral, que a esta altura ya viene despertando la codicia de todo un reducto conurbano de raigambre lumpanar, en una Danza de los Millones que sin dudas caerá como un telón desvencijado de muzzarella dentro de algunas semanas. Tragedias terminales a las que se aficiona la clase obrera con algo de televisión.

          Quiero compartir con ustedes el correo que le envié a la Dra. Salcetti a fin de relatarle los pormenores de la tramitación. Los saludo atentamente, dejando paso a los comediantes:


          Vero:

          Por el "caso de la manito" ya se terminó el intercambio telegráfico, considerándose despedida la chica. El tipo no va a ofrecer nada de indemnización porque en esta semana se está yendo a España para siempre. Vendió el fondo de comercio a alguien que no sabemos quién es, porque la chica de la manito tiene 19 años y es muy mamerta y le vengo pidiendo que averigüe el nombre aunque sea de alguien que se va a hacer cargo de la pizzería, pero no me lo dice, no me averigua, nada, porque "no quiere hacer juicio", a pesar de que un señor que la acompañaba se empeñaba en "hacerlo mierda al podrido ése".

          Su núcleo familiar se compone de una señora muy bruta que parece que no es la madre, y de un hombre que es su pareja -uno de los que la venía acompañando-, bastante vulgar y que sueña con ganar un juicio millonario. De todas maneras, están muy temerosos todos porque el dueño de la pizzería se fuga a España. Durante las dos veces que vinieron a la oficina, lo hicieron todos juntos, más una especie de hermanito de unos 8 años, bastante mestizo y muy maleducado, que no bien entraba preguntaba cuándo volvían a casa y pedía ir al baño más de una vez por visita y tocaba todo y se metía en las oficinas sin pedir permiso. La chica, en tanto, la primera vez había venido con un jean muy ajustado y muy bajo: se le sobresalía la bombacha rosada (cola-less), que había calzado por encima de la cintura, para que se le notara. Así había venido desde Lomas del Mirador hasta el Centro. La segunda vez casi no cumplieron su compromiso de acercarse al estudio (me citaron a las 13:00 hs. y terminaron llegando a las 17:00, y eso porque la mujer, a la vez que a las 13:50 me decía por teléfono que se había olvidado de venir con su "hija", tampoco me sabía leer ni mandar por mail la carta documento que les envió el patrón: leía y se trababa tanto que ella misma terminó diciéndome "bueno, a la final me parece que mejor vamos porque yo no sé de estas cosas").

          Ahora bien, justamente hoy la chica recordó de casualidad que el dueño de la pizzería es también propietario de un departamento en Rivadavia al 13.000, cuyo embargo preventivo se me ocurrió que habría que pedir como medida preliminar durante el mes de febrero, pero no creo que estén dispuestos a pagar el arancel del informe de dominio, ni tampoco me entendieron la estrategia. En tanto, los componentes del núcleo familiar ya llamaron unas 12 a 15 veces tanto al celular como a la oficina, aportando datos de conocidos que le dijeron que cómo puede ser que nosotros no le pedimos YA una prohibición para salir del país a ese "gallego hijo de puta", como si se tratara de la quiebra fraudulenta de PanAm.

          Hoy mismo hablé también como 45 minutos con la médica que la atendió un día que ella pasó por la calle y la vio "tirada en la vereda", saturada de trabajar y con la mano hecha bolsa. La médica es del Hospital Perón de No Sé Dónde y se ofreció para salir de testigo muchas, muchas veces. Tiene un estilo de hablar que no parece que fuera médica: dice que "nesa pisería los revientan, los hacen baldiar en pata". En tanto, se iba anunciando la aparente madre de esta chica en llamado en espera (todo fue por celular), para preguntarme esta vez por qué no arreglábamos todo por el Ministerio de Trabajo, que había una amiga de ella que estaba haciendo todo por el Ministerio de Trabajo (que te cuento que no sé cómo, pues en realidad está cerrado hasta febrero) y por qué nosotros no. O sea que esta mujer, que junto con todo el grupo pseudo-familiar pone el grito en el cielo, cada vez que se entera de algo que hasta el momento ignoraba me llama y me pregunta-exige por qué no lo hacemos.

          Finalmente, durante estos días hubo otra clienta proveniente del mismo local y recomendada por la chica de la mano, en esta ocasión una joven embarazada de cinco meses y de unos 18 ó 19 años de edad, que se llama Shanina y tiene un hermano por venir al que le quieren poner Jair, a quien la dimos por despedida por la causal de maternidad así como por la falta de pago de otros rubros. Acá también el intercambio está terminado. Ésta no llama tanto, pero el día que vino y se llevó el telegrama que tardé media hora en redactarle (de la cantidad de cosas que había para reclamar), me dijo literalmente entre dientes mientras se iba que "igual va' cer todo al pedo, porque el gallego vendió todo y se va, y los que vienen se van a 'cer los boludo, como todo". Para congraciarse conmigo, y para que le hiciera una rebaja en los honorarios, la madre me informó que le pasaron mi teléfono a otro chico que está en la misma situación (o sea, no estaría embarazado, pero sí le deberían mucho dinero de sueldos). Pero aún no llamó.

          Repito, el dueño (que se llama Jolines Muiño Bandeiras -esto lo pudimos averiguar luego de muchas gestiones y preguntas a esta gente que ni siquiera sabía adónde había guardado los recibos de sueldo; no sabían tampoco la dirección de la pizzería), el dueño se está yendo YA a España y no habla con NADIE; hasta parece que delegó todo en un abogado que se llama "Dr. Claudio Andrés Garcogna" que está justamente de vacaciones, pero antes de irse les mandó Carta Documento diciendo que les iba a imputar el delito de extorsión documentada en grado de tentativa por lo que estaban haciendo.

          Yo les dije a todos que le pasaran mi número de celular aunque sea al encargado del lugar, pero aún no me han llamado. El número de la pizzería no lo saben, aunque yo sospecho que debe estar pintado con letras enormes en los vidrios, pero ellos deben pensar que ese número es solamente para el "delivery".

          Hablo entre dos y tres veces por día con esta gente, porque me llaman diciendo que así como estamos haciendo nunca van a poder cobrar nada y que hay que prohibirle la salida del país porque es un delincuente (incluso me sugirieron que le hagamos una denuncia penal por cualquier delito, una falsa denuncia); yo les contesto que la persona del empleador se continúa en los nuevos dueños de la pizzería (art. 225 de la Ley de Contrato de Trabajo), pero no me lo creen.

          Ésas son las novedades hasta ahora del caso de la manito. Espero que la estés pasando bien en la playa con los tuyos; no traigas alfajores porque estoy a dieta, viste que puedo hacer seis semanas de abstinencia para bajar un kilo, pero medio bocado de algo dulce se me aloja en el estómago por tres años y se va acumulando con todo lo que pensé en comer mientras tanto, porque dicen que para los tipos condenados como yo, pensar en comer tiene el mismo efecto que comer, una especie de idealismo perfecto de tan inteligente que soy.

          Un abrazo, Pietro.