miércoles

Pequeño comentario a la entrada anterior

          Viste que en la entrada anterior la anécdota trataba acerca de un típico clase media al que le molestaba que un colectivo se le detuviese delante de él, y que en un pasaje de ese pequeño cuentito se describe al despreciable con una vestimenta y unos accesorios que más eran un grito de atadura al círculo de hierro de su despropósito cotidiano que una función civilizadora del hombre en relación.

          Bueno, en estos días me acordé de algo que alguien me dijo en Balcarce, cuando estuve viviendo allá durante ese tiempo en el que me cansé de todo y que podés leer haciendo clic acá. Yo le contaba a un lugareño que a la clase media le gusta usar anteojos de sol mientras conduce un automóvil, y que muchos lo hacen aun cuando los vidrios del vehículo están "polarizados" -o sea, "tonalizados", pero a la clase media le divierte aquella palabra protoindustrial-.

          "No te preocupés -me dijo esta persona- acá también se cuecen habas. Desde que al campo le va mejor vos te das cuenta más o menos de cuánta plata tiene una persona por el llavero". "¿Por el llavero?", dije yo, impulsando la gracia de la propuesta de mi interlocutor, a la vez que estandarizando una respuesta que hiciera viable la intención algo picaresca del que me hablaba, y cerrando de ese modo lo que ambos esperábamos de una conversación amable según estándares nunca escritos de coloquio vecinal.

          "Sí, por el llavero" -contestó, consolidando todo lo anteriormente dicho. Y siguió: "acá los que tienen auto pero no tienen tanta plata, usan llavero grande. Cuanto más grande es el llavero, más autos tienen; de esa manera te das cuenta de si anda a pata o motorizado: por el tamaño del llavero, no por la llave en sí".

          "Ja, ja" -le dije, seguro de que esa onomatopeya afirmaba desde antaño mi conexión con el hablante.

          "Y los que tienen campo, usan llavero de plata. Generalmente le hacen grabar las iniciales; las escriben como si fuera una marca de la que le ponen a los animales, así con las letras entrelazadas o cosas así. Además, les cuelgan unas tiras de cuero".

          "Ah, simbólico del talero del patrón o del jinete, de lo que significa el cuero para el terrateniente. Llevan la supuesta clase a todos lados, igual que los del llavero grande".

          "Eso, sí", me contestó, y ahí quedó el asunto.

          "Lo voy a subir a mi página de Internet", le dije.

          Y bueno. Como decía mi mamá, con la voz aguda y enseñando a resignarme antes que a luchar: "y bueno". Y así estoy ahora, vencido.