lunes

Adiós

          Amigos, abandono estos papeles.
          Todo me defraudó. Jamás fueron suficientes ni mi cariño ni mis esfuerzos. Mucho menos mis palabras, no convenzo, nada.
          Adiós.
          Ganó la porquería.

viernes

De la crónica diaria

          Hoy uno de los de la porquería, que estaba a mi lado, escupió entre las vías del subte.

jueves

Lo que viene lo que viene

          Se vienen muchos escritos dedicados con injuria o resentimiento a la porquería vencedora, aunque me denigre yo también hablando así. Si mi padre no fuera un perverso, mi madre una masoquista que bobalizó su inteligencia, mis hermanos dos oportunistas que nada harían sin sus adhesiones al régimen que impone patológicamente mi padre y mi madre tolera, place y legitima sin menos elenco mórbido, quizás mi tía tendría razón.

          Todo esto viene a cuento de que el costo de no ser neutral -en mi caso, evidenciar mis incompetencias de pluma- no puede relegar la necesidad de denuncia de los que tienen media vocación de interacción. No puede ser gratis ser neutral: la neutralidad es la soberbia de los indotados. El agua es neutra y por eso mismo pierde pureza a cada rato; es más, agua pura no hay en ningún lado. El que tenga oídos que escuche.