viernes

Me hace acordar a esos dos de Bartleby

          Ya sé que ninguno de ustedes tiene la más puta idea de qué cosa es Bartleby, y que si hago un sondeo entre los de la horda inculta que les gusta andar formando más de uno me va a decir que es un repuesto, o sea, una marca de repuestos para autos (un Bartleby), porque también se confunden la cosa con la marca de esa cosa, y así tanto dicen "me tomo una coca" como "dame una curita que me lastimé", sin dejar de señalar el asco que me da cuando escucho por ahí que alguien se puso un cárfri o la irritación de cuando alguien dice que se compró una meriva. Aparte se pronuncia "bárlbi" y eso supongo que es demasiado.

          Pero en Bartleby había dos personajes muy graciosos, que alternaban sus estados de ánimo: cuando uno estaba enojado, el otro estaba contento, y viceversa. Y no sólo eso: si uno estaba enojado a la mañana, a la tarde se ponía contento; y el otro al revés: estaba contento a la mañana y se enojaba a la tarde. Buenísimo, quizás los únicos personajes humorísticos del autor que no les voy a decir quién es, para que sientan que una vez, aunque sea una vez, esa ley de la calle que les gusta tanto les juega en contra, aunque dudo que si son tan pulenta de andar queriendo enseñar cómo se vive estén leyendo esto, primeramente porque hay que leer y la mierda como ustedes lee solamente los clasificados de autos del Clarín.

          Todo esto viene a cuento de que conocí una señora entrada en años que no sé por qué empieza hablando muy educadamente y termina puteando. Pero no lo hace siempre: lo hace cuando filosofa o algo así. Por ejemplo, resulta que el otro día estaban dando Tinelli, como dicen los tarados que miran a ese tipo que grita, yo no sé cómo hizo tanta plata, eso tiene que hablar sí o sí de lo que somos como país, madre mía, ese millonario se jacta de haber pasado de ser auxiliar de periodista deportivo a pope de la televisión a fuerza de haber explotado la pelotudez de la porquería. Pero para mí es menos genial que Sofovich, que le hace a la porquería partir una manzana en dos mitades exactas, ése sí me parece un genio, porque revuelve artísticamente en la mierda, y tiene tantos pero tantos chupaculos al lado que le dan su plusvalía agradecidos que se da el lujo de ir a los casinos y gastarse más de lo que tiene, total va a venir un tarado de Echenagucía a querer cortar la manzana en dos, Dios Santo, es como el que inventó la palanca, cómo optimizó recursos, yo quiero ser como él.

          Me estoy yendo por las ramas. El otro día entonces fui a comer a la casa de unos amigos en donde también vive esta señora, y como no apagan el televisor mientras comen estaban dando el programa de Tinelli donde hay putas elegidas que bailan para que se curen unos niños de no sé dónde. Resulta que uno de los obsecuentes más arrastrados de Tinelli es un gordo que es de Boca, pero es un arrastrado en serio, pone caritas de alegre cuando Tinelli lo forrea, es un gordo despreciable. Bueno, había jugado justo San Lorenzo y Boca y no me acuerdo cómo había salido; y como Tinelli es de San Lorenzo se puso a hablar con el gordo chupamedias y el baile no empezaba nunca.

          Así que la señora, que ya va por la octava década y estaba mordisqueando un pan me mira y me dice:

Este programa realmente me parece muy divertido,sinceramente, pero tiene un defecto terrible, ¿sabés?, que es que tardan en bailar porque siempre están estos dos pelotudos hablando boludeces.

          Se imaginan que me agarró un ataque de risa que la señora encima no entendía, porque para ella era de lo más normal hablar así. Me quedé a dormir en lo de mis amigos y al día siguiente le pregunté cómo había dormido. "Muy descansada, gracias", contestó, "pero como a las tres de la mañana escuché entre sueños el sonido del celular; yo pensé no sé por qué que nos habían cagado afanando. No sabés el sorete que me pegué". Yo volví a reírme y estoy seguro de que ella pensó que me estaba burlando, porque me lo contaba con cara de asustada y después me miró con esa cara que ponen las viejas de pendejo -tengas la edad que tengas-, pendejo yo no estuve yendo y viniendo para que vos vengas y me forrees como al gordo de Tinelli.

          Un rato después la vi agarrarse el estómago. Estaba sola, sentada en la cocina. Le pregunté si le pasaba algo y me respondió: "No, querido gracias. Sos una persona muy buena. Lo que pasa es que si no tomo la pastilla se me caga todo el hígado, yo no sé qué carajo tengo". Tocaron el timbre, me dijo "No te molestes, voy yo". Volvió a los treinta segundos; quise saber quién era y me explicó: "no sé, querido,no sé quién mierda era".

          Así que bueno, esa antinomia me hizo reír. No tiene ninguna importancia, habrá cosas mejores y peores, la historia de todo esto que ven y de lo que no ven seguirá por su lado, prescindiendo de todos nosotros, de los que se fueron y de los que vendrán. Todo lo que ustedes se imaginan ya se lo imaginaron millones de personas antes y durante, no hay mística ni nada; si no, vean cómo funciona un auto y ahí me van a decir quién se imagina más cosas. Me gustó lo del contraste, qué sé yo, debe tener que ver con la condición humana. Baste terminar contándoles que le comenté en confianza a uno de la casa la circunstancia de doble extremo de la señora, y riéndose me dijo: "Sí, sí, la abuela habla pa la mierda", lo que me dio a entender que lo que para mí era una curiosidad para ellos no era ni siquiera un cambio en el mundo exterior, y me puse realmente triste porque eso me pasa en todos los órdenes de la vida.