miércoles

Alcemos las copas

          Pero, ¿por qué? No se me ocurre. Ver tanta porquería apurada, tanto hijo en carrito, tanto sedan 4 P mod 2005 ant. $ 4.500 y 684 ctas $ 544 fin. en el acto me da la náusea sartreana. Eso es lo que construyeron. Deben estar contentos.

          Cada vez son menos las casas con luces titilantes en las ventanas, con bolas luminosas o brillantes en árboles de verdad. Nadie tiene nada para decir más que lo que les dicta la mierda de Clarín, nadie quiere decir nada porque en la cabeza lo único que tienen es satisfacer sus intereses personales, que ni por las tapas tienen que ver con escribir un libro o aportar algo a la Humanidad, sino que se reduce a morfar, juntar la poca guita que pueden juntar -aunque para ello tengan que cagar a alguien-, comprarse un auto más o menos barato o más o menos caro y andar paveando por ahí, copular, tener hijos para ponerles nombres estrambóticos (Thiago, Johnatan, Tiziano, Dios mío, qué pelotudez) y romper las pelotas y armarse de una filosofía de que no quieren que les rompan las pelotas a ellos. Son racistas, son discriminatorios, son hipócritas, son mediocres, son egoístas, son separatistas, son totalitarios, son mierda y, como ya dije, son casi todos los que hay.

          Ojalá que a todas las abuelas que llevan por compromiso a la fiesta de navidad se les parta la dentadura postiza con turrón o alguna otra gadorcha esa de las que comen. Ojalá se les agrie el vittel thoné del orto que invariablemente comen, con o sin alcaparras de televisión (Maru Botana, madre mía). Ojalá que les agarre un ataque de lucidez, que de un minuto al otro algún demonio les haga ver todo. Y que ahí nomás pase algo que los borre de pronto.

          Lo único que me alienta es que, una vez descompuesto mi cuerpo luego de la muerte en algo provocada por la necesidad de tolerar toda esta inmundicia, mis partículas elementales serán tomadas por organismos con mínimos estadios de evolución. Seré caracol, seré gusano, seré alguno de esos vermes que solamente conocen los biólogos, pero no seré nunca más humano; nunca más tendré conciencia y jamás volveré a ver el resultado de los hechos antropozoides que me han rodeado desde que nací, la Danza de la Decadencia, el Show del Renunciamiento de las Esencias para Abrazarse a Cualquier Cosa que según la Televisión sea lo que Tenga que Importar.

          Yo quiero renacer en planta, en un vegetal, esos seres sin los cuales no habría ningún tipo de vida sobre la Tierra. Los vegetales honran la Creación, invariablemente, desde hace miles de millones de años, sosteniendo el ritmo de la existencia sin chistar, verdaderos mártires que no abandonan su pasividad, quizás para que el resto de la cadena alimentaria se dé cuenta.

          Por eso no quiero que me entierren en un cajón, sino así nomás, en pelo, en campo abierto, para que me tome virtuosamente una raíz y me sorba y me transforme en tallo, hojas, flor, fruto y fotosíntesis sabia y silenciosa.