viernes

Se me escapó

          A las 7:50, el subterráneo estaba lleno como un vagón a Treblinka, rebasado de clase media conforme y apiñada, de parejas de coito de alborada a televisor encendido, con el pelo mojado. Yo me descubrí con cara de repulsión en el reflejo del vidrio sucio.
          Entonces el tren se detuvo y le pregunté a una que estaba a 4 cm de mí:

"Perdón, ¿esta mierda es Medrano?"

          "¿Qué?", dijo, estúpida. No concibe que le puedan preguntar alguna cosa mientras va al trabajo en el subte, salvo que lo hagan por celular.
          "No, si esta estación es Medrano".
          "No sé", contestó, porque también me pasa eso, nadie sabe un carajo de nada nunca, y creen que con no saber nada están a salvo.
          Tampoco saben todavía que están condenados (yo también), y que me cansé de ellos y que no hay solución: son tantos, tantos.