sábado

Axiomas de la porquería, Volumen I

Principio de SÁNCHEZ VENGA:


A todo tipo que detenta autoridad, le corresponden uno o más chupaculos.


Corolario de SÁNCHEZ VOY:


Si existe un chupaculos, existirá alguien que detenta autoridad.


Consecuencia del Corolario:


Los chupaculos y quienes detentan autoridad se determinan mutuamente.



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domingo

Por qué no escribí nada en más de un mes

          Y por qué va a ser. La porquería es incesante. Su irreversible vocación de medianía me puede. No cambian, no cambian, no cambian y entonces nada parece evolucionar, pero en verdad evoluciona hacia un mar de mierda, hacia la no-consagración de la Humanidad que todos esperábamos cuando salimos de la escuela primaria, cuántos besos inútiles de maestras, cuántos cuadernos llenados para después ser vituperados en la práctica cotidiana. Mi nivel de angustia fue tal que apenas superé la barrera del movimiento, para voltear la cual hay que tirar abajo la tranquera de la esperanza, que todo el mundo abre hablando igual que en la televisión, pelotudeando al ritmo de la mística que creen que están creando mientras revuelven en lo mismo todos los días. No tengo palabras para describirlo, pero son tan monstruosos...

          No se salvó nadie: seres del pasado, antropoides del presente, hijos de puta que ya me habían cagado o demostrado su total indiferencia, personas nuevas que iban apareciendo, parientes, nadie, nadie quiso salir de la bolsa, y encima se enojaron conmigo porque les hice ver que estaban encerrados para siempre en la bolsa. O no para siempre, pero por lo menos que estaban en una bolsa que oscurecía todo lo maravilloso, atrapados por sus preconceptos, arruinados por sus costumbres, hechos mierda por su propia volundad; y te juro que no te estoy transmitiendo una abstracción. Todos con sus propuestas de seguir siendo lo que son, y que nadie les venga a romper las pelotas, y mucho menos yo, que no tengo un mango.

          Entonces me agarró una parálisis histérica peor que la de Anna O. Porque la suma de lo contundente que uno pudiera llegar a decir resultaba ampliamente aplastada y vencida por el todo que conforma la inabordable masa circundante. ¿Cómo hacés para convencer a un tipo de que no siga siendo lo que es, si así está cómodo? A ver, para ser más concreto, ¿qué le tenés que decir a un tipo para que deje de comprar el Clarín, que habla como ellos y los induce a cercar su vida en tres o cuatro verdades, comprar lo que el Clarín quiere, votar a quien el Clarín quiere, ir a los lugares que el Clarín quiere que vayas, meterte en la cabeza los principios de segunda que postula el Clarín para que todo siga estando quizás con los años en lugares distintos, pero significando lo mismo? ¿Cómo hacés si un tipo quiere vender el auto o la casa para decirle que no los publique en Clarín, que lo haga de otra manera? ¡No es posible! Y así mil quinientas cosas: ¿cómo hacés para que en una charla cualquiera alguien te diga "porque yo tengo dos hijos" y eso no sea un argumento? ¿Cómo hacemos para hacerle entender a un tipo que está absolutamente presionado y obligado a hacer cosas que no quiere hacer en el laburo que no las haga más, que se rebele y salga adelante con lo que él puede dar, y que se olvide del sueldo, que es mejor vivir con menos pero con la honra intacta? ¿Cómo convencemos a un clase media de manual para que en vez de un televisor de plasma a crédito se compre con ese mismo crédito una biblioteca de 1.000 libros y viva sin televisor? ¿Vos fuiste alguna vez a la salida de alguna escuela primaria? ¿Viste lo que son las madres? ¿Viste de qué hablan? ¿Quién se las pudo haber cogido hace siete, ocho años, cómo eran, qué aspecto de esos desastres podía llegar a ser seductor y para quién, Cielo Santo? ¿Cómo se puede hacer para que cualquier boludo que a fuerza de chupar porongas llega a ser sub-jefe no empiece a tiranizar a sus compañeros de trabajo? ¿Cómo hacer para que aquel que más o menos unos mangos hizo en la vida no empiece a creer que tiene todo solucionado y no se desinterese por todo lo demás? ¿Dónde encontrar a alguien con una mínima formación, que no empiece a hacer mística con eso de que él se hizo en la calle y que la calle te da enseñanzas que nadie más te da? Ya sé, me vas a decir "hay"; yo también sé que "hay", pero también sé que hay que encontrarlos por la vida de la misma manera que esos programas de televisión que te hacen buscar el caramelo en el tazón de harina con las manos atadas por la espalda: así ridículo quedás todas las veces. Yo te digo: pará a cualquiera en cualquier lado y preguntale quién fue William James, cuál es la capital de Ucrania, cómo se llaman los mares que rodean a Italia, cuántos kilómetros cuadrados tiene la Argentina sin contar la Antártida, cuál es el presidente de Uruguay -que está acá nomás-, cómo se llama la moneda de Panamá, qué diferencia hay entre un diputado y un senador, en qué año se sancionó la Constitución Nacional, qué significa el "Primer Gobierno Patrio" del 25 de mayo de 1810 si la independencia se declaró el 9 de julio de 1816, qué diferencia hay entre "mar" y "océano", adónde queda el desierto de Gobi, qué es el esperanto, qué es el Código Morse, que te digan cinco obras de Shakespeare, que te digan tres libros de Borges, que te digan dos libros de Sarmiento, que te digan un libro de Paul Auster, que te digan una película de Vittorio De Sica, una de Antonioni, una de Bergman, cuál fue la última película de cine francés que vieron. Después preguntales a cuánto cotiza el dólar, cuánto vale en dólares la casa que tienen, qué es Mac Donald's, de qué hablamos cuando decimos "inseguridad", en dónde paran las putas del barrio, qué auto es el que pasa en este momento por al lado, qué colectivo te deja en el Centro, a qué hora empieza Tinelli, quién es Santo Biasatti, quién es Jessica Cirio, quién es Francella, quién es Nito Artaza, cuántos televisores tienen en la casa, cuántos libros tienen. Vas a ver si tengo razón o no. Con eso se construye la filosofía con la que te critican todos los días. Igual nunca falta un contento que viene y te dice "yo sin embargo conozco gente muy valiosa, gente que realmente se destaca", y vos quedás como un pelotudo. ¿Valioso como quién? ¿Como el drogado que me asaltó el 13 de mayo en pleno Corrientes y Uruguay? Ah, en eso vamos a estar todos de acuerdo, ¿no? ¡Seguridad! Por qué no se van todos a la mierda.

          Así fue también que durante este período que no escribí nada apareció por mail un tío y me empezó a reivindicar lo que hizo mi padre. Si leíste este blog te habrás enterado de que mi viejo padece una psicopatía grave que lo llevó a sodomizarme moralmente toda la vida. Bueno, mi tío resulta que lo empezó a ensalzar como si yo, en lugar de describir casi científicamente su patología, hubiera mancillado su pundonor. Te cuento cómo fue: un día la esposa de él me mandó un correo con una frase de autoayuda, una de esas cosas de Power Point donde van apareciendo de a poco las letritas y te quieren enseñar que vos, igual que el que te manda el mail, desde algún punto de vista relativo sos importante, todo con fondo de paisaje paradisíaco. Resolví comunicarme con ella aunque sea para saludarla, qué sé yo. Quedamos bien, pero mi inconciente -porque no lo hice en forma consciente, te lo juro que se me escapó- mi inconciente me ordenó que le dijera que visitara este espacio: "leé TODA TU MIERDA", le dije como el zapato que soy. Te imaginás que no pasó de los primeros cuatro o cinco párrafos: no quiso volver a comunicarse conmigo y mi tío tomó la rienda del vituperio educado. No te transcribo el mail que me mandó porque viste cómo es eso del secreto epistolar. Pero te aseguro que me contestó como esos laicos que, sin ser sacerdotes, comulgan con rigidísimos principios de conducta asceta y entienden que el encarrilamiento del descarriado debe adoptar el camino siderúrgico del castigo rotundo. En la facultad yo tuve profesores así: pertenecían a alguna comunidad católica ponele de San Isidro, venían a dar clases con enormes medallones en los que resaltaba la virgen maría y con distintivos de asociaciones que ya tenían cuarenta o cincuenta años propiciando la evangelización; pero si a alguien había que ponerle un 4, le ponían un 2, para que, por la vía de la reflexión y de la disciplina, retomara lo que te había enseñado mascullando el error, la culpa y el descrédito moralizante. Así que tuve que despedirme también de mi tío, razón por la cual prácticamente me quedé sin familia, como quería mi viejo, que vez a vez me echaba de la casa. Queda a salvo otro tío que hace 40 años se fue a Estados Unidos, pero te imaginás que en la práctica mi soledad hoy por hoy se diría que es total. Traté de consolarme pensando que también les pasaba lo mismo a los que cuestionaban la doctrina domadora de ortos de cualquier dictador de la Historia Universal: los demás lo apartaban como a un perro que muerde, convencidos de que el sangrado del propio culo contribuía a que las cosas marcharan mejor. La cosa es que mi tío me explicó, pero esta vez blandiendo una ira similar a la que puede detentar Dios, que es una ira permitida, me explicó que mi tía no se tomaba el trabajo de contestarme porque me consideraba una persona "tóxica", y yo pensaba "Dios mío..."

          Mi psicóloga, casi riéndose, me decía: "Pero es claro que tu tía te va a considerar tóxico... ¿no ves que primero la provocaste diciéndole que lea lo que escribís, y después le chantás en la cara otro orden totalmente distinto, que ella quizás sospechaba, pero que ni se cuestionaba porque así como estaba estaba bien? ¡Obviamente vas a ser tóxico: tus palabras son toxinas para los que aceptan todo como es! ¿No me dijiste que tu tía te manda por mail frases de autoayuda y presentaciones de Power Point?" Mi psicóloga es bárbara. Bah, todo el mundo dice eso de su psicólogo, hasta que empieza a renegar de la psicología y de los psicólogos. Yo también renegué.

          Así, entre ese tipo de diagnósticos y mis propios diagnósticos de lo que para mí padecía la porquería, que a mi criterio está cada vez peor, la actividad neuronal me llevaba rápidamente hacia la inacción. Viste que Anna O. no podía caminar, no podía ver, hablaba de cualquier manera, etc. Bueno, yo no pude escribir. Pero ahora quizás sí, no sé si con el mismo estilo, no sé si con la misma verba, pero sí con la misma sensación de haberse perdido todas las esencias bajo la pátina de mierda que TODOS los demás construyen: los hijos de puta y los inofensivos, los que se quejan y los contentos. Ya sé, me vas a decir que ya lo dijo Discépolo, que siempre va a haber "contentos y amargaos", y que yo soy un "amargao". La verdad es que si ésa es la conclusión que vas a sacar después de haber llegado leyendo hasta acá, no me queda otra que mandarte bien a la mierda. O sea, perdón, pero es así.

          Porque no sabés lo que es ponerle una moneda todos los días a la porquería, porque hay que alternar con ella para ganar un mango, y que todos los días la cosa salga para el carajo por culpa de los demás, que te des cuenta de que no hay un solo ser humano en el que te podés tirar como en una pileta llena, y ya sé que mi discurso no es único, que ya lo dijeron otros que también murieron hechos mierda, pero es así, no lo puedo ver de otro modo. No puedo evitar, cuando hablo con alguien, observar en sus rictus, en su fisonomía, en su forma de vestir, algo de eso que nos lleva a todos -a mí también- a la decadencia. Mis limitaciones son las limitaciones de los demás. Me asquea ver cómo juegan a hablar nada más que de lo que saben, cómo no quieren escuchar y se la pasan enseñando, cómo les interesa un pito aprender, no sea cosa que venga alguien a querer enseñarles algo a ellos, que supuestamente todo lo saben. Y si no, escuchen a mis tíos, que tienen un mensaje de tolerancia tan enorme que a la disidencia la llaman toxicidad.

          Pero a ellos les rescato los huevos que no tienen los demás. El ser humano juega de atrás: rumorea, miente, vitupera, encarcela desde la traición. Mis tíos no. Mi tía ponele que no pudo por la misma incapacidad que la conduce a sus paraísos de Power Point; pero mi tío fue un enemigo de esos a los que hay que homenajear, con el orgullo de haberse ganado una pelea con ellos. Como Nelson con respecto a Napoleón, como ninguno de los enemigos que tuvo San Martín acá en Argentina -porque peleó con paquetes toda la Guerra de la Independencia-, como las huestes de Batista con respecto al ejército del monte del Che Guevara, como Eisenhower para Hitler. Y no, no, no me la estoy dando de Napoleón ni de nada, carajo ¡no!

          Así que por eso dejé de escribir durante casi un mes y medio. Porque estaba quedándome solo, por eso.